Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2012
El ruido en mi cabeza se mueve inquieto como un huracán, como un panal de abejas que retumba. Da bandazos por todos mis adentros queriendo abarcar todo. Por eso, cuando me tocas siento que me quiebro. Que me fragmento y me esparzo. Por eso, al hablar, tirito. Al mirar, lagrimo.
Varada y sonámbuala me perfilé en la estación tal huérfana, examinando tu distancia desde lejos hasta que se tornó en ausencia. Pasó el próximo tren. Me he montado abalanzada, quizás por reflejo, quizás por no morir estática, quizás para volver a perderme.
Si con cada lágrima que te llore, lloro fuera de mi un recuerdo tuyo lloraré hasta mi sequía salvo quizás por una última lágrima. Y de esta última lágrima surgirá tal vez un tú acuático más solemne que tu propio tú. Y recordandote o viviéndote de nuevo quedaré inmersa en una marejada o en un abismo o una tromba marina. Por ahora lloro, sin saber realmente si quiero recordarte o ahogarte en el fondo de mi mar.