Equipaje ligero

Eran las cinco de la mañana cuando decidí salir huyendo de tí. Me escurrí de tus brazos, de las sábanas. De puntitas me vestí. Busqué mis cosas con delicadeza de mimo y floté como sombra. Me paré en el umbral de la puerta no sabiendo si querer fotografiarte con mi mente para guardarte muy adentro. Me paré allí no sabiendo si dejar toda nuestra historia enterrada entre las grietas de las losas. Deseé que despertaras. Me demoré un instante. Permanecesiste dormido.

Cerré la puerta y me pesaban los pies. Me pesaba el aire que respiraba.

 Entre pared y pared, deseé haber viajado contigo con un equipaje ligero.  Entonces entendí que ese equipaje lo llenamos juntos. Descubrí que viajar con equipaje ligero simplemente no es mi forma de viajar .


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