Nunca deja de sorprenderme la capacidad que tiene mi curiosidad de llevarme a los lugares más incómodos del mundo. Me dejo llevar cual sonámbula ciega y sorda y termino al borde de un ataque de nervios ante cosas que no entiendo y que no puedo preguntar.
Dentro, muy en mis mares, siento olas para tí porque escucho su batir
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