Aquel día

Me han rasgado el pecho y han salido corriendo a toda prisa; sin rastro. Tan abrupto y repentino fue el ataque que me he quedado parada entrañas afuera y con la piel irremediablemente rota. Desencajada y escueta, tácita y meditabunda permanezco hechizada. Serena. Me preparo para decir adiós, pero no lo hago. Simplemente me dejo ir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Levita