Trasmundo

Aprender a llamarte en el trasmundo es encontrar tu nombre. Te nombro y palpo tu verdadera existencia muy adentro de tus ojos y re-conozco cada parte de tu cuerpo. Es como si tu rostro estuviese escrito en Braille y tengo que sentirte para mirarte verdaderamente. Es como si surgiera de cada tacto una resonancia al infinito y te escucho más allá de todos los sonidos.

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