Precauciones prematuras
No te vayas sin decirme a dónde vas. Aunque sea mentira, quiero tener la certeza de volverte a encontrar.
A este punto es inevitable hacernos daño. Es que nos tenemos tan adentro. Nos hemos cambiado tanto. Como estampas, como impresiones, nos mutilamos queriendo hacerlo. Nos desgarramos porque sí; porque es dulce.
Y si al final (o a la pausa) te vas silente y precipitado, envíame una señal para no quedarme temblando.
Comentarios
Publicar un comentario