Te escribo con la única certeza de no tocarte.
Lanzo un llamado al vacío, a una tumba en el aire que se alza a una súplica.
A un infinito entre lágrimas; a un suspiro entre sollozos lanzados hace una vez en una luna llena.
Una palabra entre mil aguas se ahoga mientras tirita un pez que no sabe a dónde va.
Te escribo por no rasgarte, queriendo arrancarte el más adentro que adentro.
Queriendo ensordeserte para que entre tanto silencio se escuche la voz muda de tu alma quebrada.
Y añoro los añícos de tí.
Lo que te hace tan fugaz y tan bendito.
Hay una esfinge en tu desino que me canta nanas por las noches.
Y yo me arrugo tal cosa pequeña.
Me adhiero a un grito sin fin.
Hay cosas muy adentro de las cosas.
Hay esta manía de volver a tí.

Comentarios

Entradas populares de este blog